Saltar la navegación

CONTENIDOS

La aplicación de pintura en un vehículo cumple una doble función: por un lado, lo protege frente a la corrosión y, por otro, proporciona el aspecto estético final, aportando el color y el brillo y que hacen que el vehículo sea más atractivo. Durante la fabricación del automóvil se aplican en la carrocería diversos productos de pintura que aseguran el cumplimiento de estas dos funciones. Cuando es reparado, ya sea porque ha sufrido daños o por el efecto del tiempo, deben reponerse esas capas de pintura, garantizando el máximo nivel de protección y de belleza exterior. Dentro de los trabajos de pintado en reparación, se pueden distinguir dos fases: preparación y acabado. La primera de ellas, en la que se centra este libro, tiene por objeto preparar las superficies de las piezas reparadas, de las piezas sustituidas o de cualquier zona que precise la aplicación de pintura, para la siguiente fase, la de aplicación de la pintura de acabado.

  Proceso de pintado en reparación.

El proceso de pintado en reparación tiene por objeto devolver al vehículo los niveles de protección y embellecimiento que tenía originalmente.

En función de los daños ocasionados, este proceso podrá conllevar la sustitución de piezas o su reparación. En ambos casos, deben aplicarse, posteriormente, diferentes productos de pintura.

 Los pasos del pintado en reparación y los productos utilizados son equivalentes a los del proceso de fabricación, si bien, se adecuarán a las condiciones del vehículo y del taller. Se procederá a la limpieza y desengrasado, enmasillado, imprimado y a la aplicación del aparejo.

 Tras esa preparación, se dará el acabado.

 

  • Limpieza y desengrasado

Se procede al lavado y desengrasado para conseguir una superficie libre de impurezas, que garantice la adherencia de los distintos productos y la calidad del proceso.

 

  • Enmasillado

Para nivelar las superficies reparadas, se aplican las masillas de relleno. Estos productos cubren las irregularidades del sustrato.

Para asegurar la calidad del proceso, no se admiten, ni son recomendables, reparaciones que requieran espesores de masilla  de más de 500 micras. En general, se aplican capas mucho más

finas.

El enmasillado no se realiza cuando la pieza es nueva, pues los recambios han recibido los primeros procesos de pintado en fabricación, hasta la cataforesis, presentando una superficie uniforme.

Si, por cualquier razón, se hubiesen dañado, sería necesario reparar y, por tanto, igualar y proteger la superficie del mismo modo que se haría con una pieza reparada.

Este es el único paso que no tiene correspondencia con el proceso de fabricación, al producirse como consecuencia de la propia reparación.

 

La masilla se aplica, generalmente, con espátulas, aunque también se puede realizar a pistola, cuando se trata de masillas para grandes reparaciones. Tras su secado, es necesario lijarla

para igualar la superficie y favorecer la adherencia de los siguientes productos de pintura.

 

 

 

  • Imprimado

La imprimación actúa como protección anticorrosiva. Se aplica sobre aquellas zonas en las que, tras el lijado de la masilla, haya aparecido metal. También es posible aplicar imprimaciones antes

del enmasillado, para incrementar la protección.

En las piezas nuevas no es necesaria la imprimación, al haber recibido todos los tratamientos protectores hasta la cataforesis.

Si, por causa de la reparación, se hubiesen eliminado las capas de protección, habría que aplicar imprimación, antes o después del enmasillado, si aparecen zonas de metal al descubierto.

El proceso continúa sin necesidad de secar la imprimación. Bastará con la evaporación de los disolventes, siguiendo un método, denominado  húmedo sobre húmedo, que evita el secado y el lijado.

 

  • Aparejado

Para aislar las pinturas anteriores y facilitar la adherencia de los siguientes productos, se aplica el aparejo. Su espesor está condicionado por el tipo de reparación, con el fin de que se nivelen adecuadamente las superficies.

 Los tiempos de secado dependen del espesor aplicado, del tipo de producto empleado y de la temperatura. Como indicación, para espesores inferiores a 200 micras, los tiempos de secado

serán de 30 minutos, a 60 °C. Con aparejos específicos también se puede realizar un proceso húmedo sobre húmedo, de forma que no es necesario secar el aparejo, sino que basta con dejar evaporar los disolventes.

Una vez seco el aparejo, debe realizarse un lijado para facilitar la adherencia de la pintura de acabado y mejorar la superficie.

Con la posterior limpieza y desengrasado se completa la preparación  de superficies.

 

  • Aplicación del acabado

El acabado puede ser monocapa o bicapa, pero siempre ha de conseguirse la igualación del color de la zona reparada con el resto del vehículo.

Junto a la correcta elección del color, intervienen otros factores, como la presión y la distancia de aplicación.

Tras la aplicación del color monocapa o el barniz en procesos bicapa, se procede al secado, que suele ser de 30 a 60 minutos, a una temperatura de 60 °C.

 

Una inspección final garantizará que el acabado no presente ningún defecto